Control biológico

Introducción de especies

El control biológico supone la introducción de enemigos naturales (parasitoides y depredadores) esto para combatir insectos causantes de plagas de una manera respetuosa con el medio ambiente. Este tipo de control busca la reducción de la población de plagas, evitando daños económicos y que garanticen la supervivencia del agente controlador (enemigo natural).

Estos depredadores se alimentan de los varios o muchos organismos que atacan durante sus vidas; la mayoría de estas especies son anfibios, pájaros, mamíferos y reptiles.

El objetivo es que se establezca de forma permanente, pasando a formar parte de la fauna de la zona.

Control con hongos

Para este tipo de control, podemos distinguir: parasitoides y otros organismos entomopatógenos (bacterias, hongos, nematodos y virus).

Los patógenos enemigos naturales son microorganismos que incluyen ciertas bacterias, hongos, protozoarios y virus que pueden infectar y matar al huésped (plaga). Las poblaciones de algunos áfidos, orugas, ácaros y otros invertebrados son, algunas veces, drásticamente reducidas por patógenos que se dan de manera natural, usualmente en condiciones de una prolongada humedad alta o poblaciones densas de plagas.

Los hongos se adhieren a la superficie de los insectos y se desarrollan hacia el interior del cuerpo, generando daños que causan la muerte de este. Estos se encuentran de forma natural en el ambiente, ya sea sobre insectos, en el suelo o plantas. Atacan principalmente a los chupadores o succionadores.

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